Roberto Russo trabaja en un centro de discapacitados mentales en Gagliano del Capo (Italia). En el curso de su trabajo ha entrado en contacto con todo tipo de enfermos (autistas, psicóticos, retrasados, afectados de down, esquizofrénicos) y, con el tiempo, ha reunido una curiosa serie de retratos gráficos y en prosa. En ellos se alude con frecuencia al amor como terapia; sin pretensiones científicas, este artista y poeta escoge hermosas palabras para describir a estas personas, su relación con ellas y todo aquello que nos puedan enseñar desde su presunta oscuridad.

[Roberto Russo, Retratti diversi, Terlizzi: Insieme, 2005, 108 pp.]

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