Larry Brown es, para empezar, una suerte de William Faulkner de nuestros días: ex-bombero, ex-marine, autor de seis novelas, una de ellas póstuma, dos colecciones de cuentos y dos de ensayos, fallecido en 2004 de un ataque al corazón. Su colección de historias Big Bad Love, por hacer una comparación con alguien que el público español ya conoce, me deja al leerla el mismo sabor de boca que las primeras colecciones de cuentos de Thom Jones, especialmente la de El púgil en reposo. Historias sagaces, revelando lo brutal de lo cotidiano, lo irrisorio del día a día. Diabólicas en su concepción, geométricas en su diseño, brillantes en su ejecución. Me dejan sin habla cuando las acabo. Generalmente uno puede saltar de un cuento a otro en cualquier colección. Con estas no puedo, he de cerrar el libro, perder la mirada, disimuladamente, como ignorando la presencia del libro en la sala, como si no compartiéramos el mismo territorio. Lamentablemente, aún no tienen traducción en nuestro país. Aunque sé, de buena tinta, que hay alguien por ahí empeñado en que se publique en España.

[Larry Brown, Big Bad Love, Chapel Hill, N.C.: Algonquin Books, 228 pp.]

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