“Los poemas de este libro fueron concebidos para ser oídos en vivo, en CD, en casete y en vídeo”. Así comienza el Epílogo, tras lo cual siguen las explicaciones de la génesis de los poemas. Versos como sonido, como voces y entidades que se almacenan en lo más hondo de los pulmones y surgen a través de una diversidad de conductos –laringe y boca, poros y orificios, ingles y vello–, poemas que son mezcla de calor, lágrimas y aire: “Sweat and poetry” (“sudor y poesía”). William S. Burroughs asegura, en su iluminadora introducción al libro, que Giorno fue el primero en aplicar las ideas del Pop Art a la poesía, usando periódicos, anuncios y televisión para mezclar imágenes y palabras que produjeran en la audiencia una impresión de déjà vu ante aquello que ya habían visto u oído. Más tarde vendría “toda esa caterva de poetastros que se amontonan en la estela del [Giorno] más superficial”, como muy bien sentenciara alguien, aunque en otro contexto. Es característico de la poesía de Giorno el uso masivo y constante de repeticiones, además de las líneas breves, punzantes, tajantes, una palabra o dos que zanjan el verso de un mazazo aliterado, a lo cual se le suma la inmensa carga de energía sexual desenfrenada, sobre todo de cariz homoerótico, que rezuman los versos: “Your eyes / are open / and your eyes / are popping out / of your head, / and your eyes / are burning / and your eyes are / burning / and your eyes are burning, / and you have to get / out of here” (“Tienes los ojos / abiertos / y se te salen / los ojos / de las cuencas, / y te arden / los ojos / y te arden los / ojos / y te arden los ojos, / y tienes que largarte / de aquí”). La poesía como robo de lo cotidiano para dárselo, rehecho como letanías, a la masa anónima y anonadada.
[John Giorno, You Got to Burn to Shine. New & Selected Writings, Nueva York: Serpent’s Tail & Londres: High Risk Books, 1994, 192 pp.]
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