El tercer poemario de Julián Ruiz-Bravo (Torme, Burgos, 1956) acude a la infancia. Un yo lírico audaz -la personificación de un árbol- no aclara si la casa, los juguetes, la madre o las anécdotas fraternas vuelven como fruto del recuerdo o más bien de la recreación poética. Las repeticiones y los saltos temporales que son característicos de la memoria arman un entramado de imágenes en el que los mecanismos de la fantasía infantil adquieren categoría simbólica. El nogal viejo, factor de continuidad y estabilidad en un contexto cíclico, actúa como testigo: da fe del carácter definitivamente fragmentario del mundo conocible por medio de una serie de símbolos naturales que cuestionan las claves de su reconstrucción (la memoria), de su construcción (la escritura) y de su imposible inserción en un universo completo, cerrado, regido por normas inteligibles. Además de Ascendencias (Burgos, 1981) y En horas confusas (Madrid, 1994), Ruiz-Bravo es también autor de la novela Piedra de mármol rojo (Madrid, 1991, Premio Felipe Trigo 1990) y de varios trabajos dramáticos.
[Julián Ruiz-Bravo, El cincel del arquitecto en noviembre, Humanes (Madrid): Juan Pastor Editor, 2003, 62 pp.]
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